jueves, 12 de diciembre de 2013

Sexto día



Miércoles 22 de mayo de 2013






Esta mañana me levanté antes para poder hacer fotos de la Ksba desde la ventana de mi cuarto y la verdad es que está increíble al amanecer. Es verdad que cuando vas por estas zonas ves más Ksbas y todas son bonitas y que esta no es la más bonita, pero aquí se rodó Gladiator. En la foto se puede ver la puerta, en primer plano que construyeron para “la joya del Nilo”





Como ya venía siendo habitual a las ocho en punto nuestra, ya estaba subido en la moto, tras la rutina de cada mañana: terminar de empaquetar lo que faltaba. Montarlo en la moto…


Esto tumba... que te cagas


Este no sé si tumba pero mola mogollón y quería ponerlo
 

Es curioso que a estas alturas del viaje ya formara parte de mi vida diaria esta rutina, tanto como dormir o comer y ya ni me suponía un agobio, ni siquiera una rutina como tal en el sentido peyorativo, ya que era la rutina del viajero, que es algo positivo.

Hoy tenía un día largo ya que, aunque en kilómetros no era mas que unos 420 km, sin embargo unos buenos tramos serían las entradas al valle de las Rosas , gargantas de Dades y las de Todra, lo que me haría circular más lento.

Por el camino dejé Skoura, que aunque muy bonito lo veré en otra ocasión. Una de las cosas que tenía más claro a estas alturas del viaje era que si Dios me da salud y posibilidad, volvería. Para esto nada como tener la sensación de dejarte cosas sin ver.

Una, dos, tres, cuatro…………….novecientas noventa y nueve,  mil. Ostias¡¡, que ya sé porqué la llaman la ruta de las mil Ksbas. La verdad es que en esta ruta podrías emplear todo el tiempo del mundo buscando lugares para ver. A lo largo de la carretera te acompañan muchas de ellas, hasta el punto de que pasas de UNA KSBA¡¡¡¡¡ a  ah, otra. Esto no significa que no merezca la pena, pero hay que reconocer que al cabo de un tiempo empieza a no infartarte cada vez que ves una, lo que es bueno, porque pasas de ver una Ksba a ver los detalles que hacen que las veas distintas y que aprecies que muchas conocieron mejores tiempos de gloria. En cualquier caso SON UNA PASADA, sobre todo para quien como yo sea capaz de hacer aquí en nuestra casa muchos kilómetros, sólo para ver un castillo.







Mi primera parada fue para el valle de las Rosas, el cual a la entrada no parece nada interesante hasta el punto de que estuve a punto de no entrar, ¡Craso error! , un viajero no debe despreciar nada. Una vez te entras y el valle se va ensanchando tienes ante ti un paisaje increible, con Kasbas y Ksares muy bonitos.











La carretera transcurre por un paisaje desértico y a estas alturas en casi nada alcanzo Boulmane y empiezo la ruta a las gargantas del Dades.  Me gusta mucho este camino y sobre todo la llegada a los “dedos de mono”, esas estructuras geológicas tan curiosas y que tanto se han fotografiado, aunque no quita que te impresione verlas. Sorprende que la carretera sea relativamente buena, aunque en general las carreteras es verdad que han mejorado mucho o están en ello.

Entrada valle del Dades


Foto de los dedos de mono



Foto del mono de los dedos





Tras el paseo por parte de las gargantas, que luego descubriría que me gustaban más que las del Todra, mucho más bulliciosas, llegué por fín a las famosas curvas del Dades (o Estelvio Pass de Airgamboys).


Garganta del Dades





 
Habeis visto esta carretera?... , ya sé que sí.



A estas alturas ya pegaba el calor, pero yo continuaba con mi espaldera, mi chaqueta y el airbag, casi “na”.

A Tinghir llegas rápido desde Boulmane Dades, bueno todo lo rápido que te deja el circular todo el camino por una vía urbana en la que de vez en cuando ves a un topógrafo con su trípode, ¡Es curioso! Todos visten con las mismas ropas y tienen una libreta para apuntar y de vez en cuando, se ve que conocen a la gente, les saludan con la mano y la gente se para a hablar con ellos….

En Todra y gracias a unos malagueños pude tener una foto mía.

Entramos al valle del Todra





Seguí camino dejando a posta muchas cosas por ver, ya que a estas alturas tenía absolutamente claro que el veneno de Marruecos ya estaba en mi sangre, y que al igual que la malaria volvería cada cierto tiempo a tener crisis, obligándote a tomar la única medicina disponible hoy día : Volver.




 A la entrada-salida de las gargantas del Todra nos encontramos con Tinghir depués de comer por aquí seguí hacia Errachidia por un camino plagado de Ksbas y Ksares así como de un atractivo desierto. Tengo que pararme más por aquí la próxima vez que venga.




Llegué a Errachidia a la hora del café que aproveché para tomar con Hafid, el cual me buscó alojamiento en un sitio encantador y del que decir que me trataron a cuerpo de rey sería desmerecerlo, ya que fue a cuerpo de emperador. Desde aquí de nuevo Shokram.



Remanso de paz para el descanso en Errachidia




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