jueves, 12 de diciembre de 2013

Septimo día



Jueves 23 de mayo de 2013

Hoy toca un trayecto corto, sí a estas alturas a 380km le llamo corto. ¡Cómo ha cambiado el cuento, Caperucita!...

Nada más salir me topo de nuevo con ese pantano en medio del desierto, tal y como se ve en la segunda foto.

El pantano
 

Alrededores del pantano

 
Vuelvo a recrearme por ese valle del Ziz, ahora a sabiendas de donde quiero pararme. Ahora además la luz es distinta, es por la mañana, y está vestido más hermoso que a la ida si cabe. Una de las primeras cosas que detectas en el desierto es que además de tener muchas formas distintas, es que a su vez la luz lo hace distinto, así dependiendo de la hora que pases te dará una impresión u otra, ya que las sombras forman parte de él  y por tanto la hora a la que lo veas lo pintará de unos dibujos u otros.












El paso por el Atlas, en dos palabras “im prezionante”. La noche anterior había nevado y tenía la nieve a borde de carretera. El cielo estaba de un celeste profundo, difícil de describir, incluso de fotografiar. El problema para las fotos es que con un policía persiguiendo mis talones y sin arcén, no tenía ganas de darle una excusas para la extraordinaria de junio, así que opté por la foto mental, que sólo me sirve a mí, hasta que no inventen el “cabesagüifi”, que todo se andará y estoy seguro que será un andaluz el que lo haga.

Cuando llegué a Azru paré a comer, y consejo, no paréis en sitios cerca de estaciones de esquí, no coméis tan bien y es más caro. No es que te arruines pero al igual que aquí te cuesta comer el doble que en cualquier otro sitio.

 Me dio un momento anuncio, pero es que me salió del alma al ver Coca-Cola en árabe.


Toma anuncio ¡¡¡¡

 Plaza en Azru


BlackHawk, porque se lo merece.

Cuando emprendí camino a Ifrane , la llamada pequeña Suiza, no me habían dicho que también era la pequeña granja de San Francisco, “ joderr”, sí¡¡ con doble erre, qué lote de abejas y mira por donde tras los sonidos sobre mi casco Plak, Plak, Plak, Plak, Plak, Plak… Una se pone cariñosa y me quiere comer el cuello, o sería irse a vivir dentro de mi pasamontañas… Bueno, el caso es que me dejó un aguijón que…¿alguna vez habeis intentado quitaros un aguijón con los guantes de moto?... Menos mal que Dios me oyó cuando al sentírmela en el cuello dije: Dios¡¡¡ que sea abeja, que sea abeja y no avispa.

De Ifrane sólo decir que si quieres ver pequeñas Suizas pues te vas a Ginebra. Sólo es una curiosidad que no la distigue mucho de otras estaciones de ski y me parece muy pretencioso viniendo de un clima como el mío hablar de la curiosidad de que haya una estación de ski. La gente conduce como el culo, todo ello, a pesar de haber “fotógrafos” en el camino, supongo que a los ricos les da igual el precio de las multas y van como si hubiesen terminado de pagar todas las letras de “Su” carretera.

Ifrane




Poco a poco van alejádose los bosque de Cedro y el paisaje cambia. Cuando empecé a bajar, el paisaje ya me era familiar, podía ser cualquier campiña de Andalucía. Fue el único momento de tristeza del viaje, ya que empecé a añorar los desiertos, sí¡¡ me ha dado fuerte ¿y? . Este fue el punto donde me dí cuenta que el viaje ya estaba de recogida y por la tristeza que me generaba, que ya estaba para siempre enganchado a Marruecos, a pesar de sus intensos contrastes, en los paisajes, las gentes, lo bueno y lo malo. Pero ¿qué casa no es así?.

Empecé a añorar a esos que realmente considero amigos y que no habían podido estar en esos momentos vividos. Creo que sería la releche que un día Juan Jo, Javi, Pepe y alguno que se me olvide estuviésemos un día rodando juntos aquí.

A la entrada de Sefrou cómo no, nuestro radar reglamentario y más adelante me paran en un control y tras saludar en francés con este acento que Dios me ha “dao”, pues el policía dice: ¿Español? … continúa. Eso para los que cuentan lo indecible y es que cada uno cuenta la fiesta tal y como le va.

Tras mucho batallar y dejar radares por ahí llegué a las “cataratas de Sefrou”. Bueno, si por un casual te las pierdes, pues no pasa nada, a la vuelta tiras una palangana de agua por las escaleras de tu casa y más o menos…






La llegada a Fez fue de locos. La gente conduce como si fuese a caer un meteorito. No suelo amedrentarme (vamos… un sinónimo para escribir de “acojonarme”) cuando conduzco pero aquello era especial. Cuando llegué al hotel, me quité el casco y me senté en el suelo a recuperarme. 

Ya estoy en Fez







Fez como ciudad me decepcionó pues aunque es bonita, tras haber visto Meknes no me aportó un gran avance. Sí deciros que mi GPS se portó como un dios y funcionó de escándalo en la medina. Las tenerías, si vais en grupo bien, pero si vais solos, tendréis que aguantar a un vendedor diciéndoos al principio, pasa… sin problemas…, pero luego cuando vea que no compráis os blasfemará en arameo y os tendréis que poner lo que se viene llamado “bordes”   y  todo por una puta foto que la verdad no es para tanto.

Por último deciros de Fez que no os alojeis en el hotel Zahrat al Jabal, yo desoí las recomendaciones de Trip-Advisor y me arrepentí, son unos  trápalas de mucho cuidado.

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